miércoles, 18 de septiembre de 2019

Si tan solo
pudiéramos hablar 
como lo hacíamos antes 
me sentiría un poco mejor.
Si tan solo tu resplandor volviera a mi, 
créeme, sería muy diferente.

Supongo que estas palabras 
volverán a resonar 
como eco de mi voz en mi mente, 
supongo que es inútil escribirte 
cuando todo está en el aire, 
cuando todo lo que te he dado está roto.

Luna menguante de mi alma, 
dime, por qué el fogón del verano 
hizo derretirme entre tus manos? 
Como un grito ahogado lo vi en tus ojos.

Cuando todo lo que has dado está roto, 
cuando tú alma está cansada y desgarrada, cuando sientas que tu banal existencia 
no es más que una máscara, 
la cual utilizas 
con el fin de esconder tu fuego interior. 

Ya no quedan 
más que senderos de niebla en el horizonte, 
no quedan más que vacíos inviernos 
en el ocaso de tu vida.

Pensar una y otra vez en ello, 
volver a darle la vuelta a la idea. 
No llegar a ninguna conclusión, 
podrá ser la mejor escapatoria?
Podría ser una genialidad o una estupidez.

Pero, luna sangrante de mi alma, dime
Por qué me siento
la sirena que en tierra 
trata de cantarte al oído?
Por qué siento que te me escapas , 
dentro de tu caparazón, 
cual ermitaño, 
entre el oleaje de mi cuerpo
 y la marea de mis pensamientos?

Dile al otoño que te quedas, 
que aguantas un poco más, 
dile a la gente que estás bien, 
como siempre, 
aunque la herida siga siempre abierta.

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