sábado, 5 de octubre de 2019

Temblando en el filo de la noche II

En el umbral de tu puerta
el tiempo se detuvo aquella noche
Hojarasca de miradas hechizadas
por el centelleo de tus ojos
En tu habitación, fascinada
el abismo de tus besos penetró en mi alma
Tus ojos llameantes en un arrebato
de instantes que cegaron mi existencia
Tus dedos tocaban la melodía de mi cuerpo
mi pecho irradiaba la chispa de mil estrellas
A medida que la mañana se aproximaba
una lluvia de suspiros incesantes,
entre tus piernas ya nada me detuvo…

¿Cuántas lunas he de esperar
para volver a sentir tu abrazo
envolvente
como hoguera de diciembre?

¿Cuántos abrazos me separan
de tus ojos resplandecientes
como llama de verano?

Ya no Suplico por tu beso

Cruza una bandada de imágenes en mi mente

¿por qué dijiste aquellas palabras?
en mi piel las has grabado a fuego
ni el tiempo arranca las espinas
ni el fuego se extingue con un suspiro
Y es que entonces ni ahora ya nadie me detiene

Del calor que irradia tu presencia




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