Beatrice, nacida de una belleza inmortal,
me enseñó qué era la serenidad, la sutileza
y que todos tenemos contradicciones,
todos erramos.
Encélado, que la buscaba más allá de las estrellas,
encontró a su estrella, Beatrice, como amada inmortal de un
Dante tierno y entregado.
Ahora ha nacido un niño de una estrella fugaz, de un pensamiento.
Ahora él es el elegido, dado su nombre.
Ahora él nos une más como familia, a todos.
Con nariz de corazones y con manos suaves como la seda
su rostro es la belleza más pura del universo.
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