pudiéramos hablar
como lo hacíamos antes
me sentiría un poco mejor.
Si tan solo tu resplandor volviera a mi,
créeme, sería muy diferente.
Supongo que estas palabras
volverán a resonar
como eco de mi voz en mi mente,
supongo que es inútil escribirte
cuando todo está en el aire,
cuando todo lo que te he dado está roto.
Luna menguante de mi alma,
dime, por qué el fogón del verano
hizo derretirme entre tus manos?
Como un grito ahogado lo vi en tus ojos.
Cuando todo lo que has dado está roto,
cuando tú alma está cansada y desgarrada, cuando sientas que tu banal existencia
no es más que una máscara,
la cual utilizas
con el fin de esconder tu fuego interior.
Ya no quedan
más que senderos de niebla en el horizonte,
no quedan más que vacíos inviernos
en el ocaso de tu vida.
Pensar una y otra vez en ello,
volver a darle la vuelta a la idea.
No llegar a ninguna conclusión,
podrá ser la mejor escapatoria?
Podría ser una genialidad o una estupidez.
Pero, luna sangrante de mi alma, dime
Por qué me siento
la sirena que en tierra
trata de cantarte al oído?
Por qué siento que te me escapas ,
dentro de tu caparazón,
cual ermitaño,
entre el oleaje de mi cuerpo
y la marea de mis pensamientos?
Dile al otoño que te quedas,
que aguantas un poco más,
dile a la gente que estás bien,
como siempre,
aunque la herida siga siempre abierta.