viernes, 30 de enero de 2015

La Penélope

Yo te invoco en lo insondable
de estas tardes anodinas
en que lo gris de la soledad
me invade sin anuncio

Yo te invoco en lo inexorable
de este puñal a pecho descubierto
que encuentro en el frío crepuscular
de este invierno vacío de besos

No te detengas! - Le dije al dolor -
Sangra hasta rebosar la tristeza
y traspasa sus límites
hasta mudarte en sabiduría o esperanza
como el vulgar gusano
que revolotea en su crisálida
y se convierte en mariposa

Y aunque no te lo diga
aunque desconozcas esta falta, este vacío
el dolor ha dado paso a una leve certidumbre
una ínfima ilusión de esperarte,
de encontrarte

Porque ahora quiero invocarte
en el albor de la felicidad
de los rayos de sol que contemplo
de esta tranquilidad de saberme sola
pero alentada por mi misma
por mi fuerza,
y saberte cerca aunque estés lejos.




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