sábado, 5 de octubre de 2019

TELEPÁTICAMENTE HABLANDO



Quise hablarte, decirte no te vayas;
pero mi voz había enmudecido
y sonaron a hueco mis palabras.
Quise retener tu esencia más humana,
mas tu amor se me fue de las manos
como el agua de un río que se escapa.
Y no sé si volveré a encontrarte.
Esos ojos tuyos, reidores,
húmeda, blanda arena,
son huidizos como la lluvia
que arrasa las hojas caídas
del árbol donde grabamos nuestros nombres.
La poetisa se iría hoy mismo a Firenze
Si no fuera por tu orgullo, rey mío.

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