sábado, 5 de octubre de 2019
TELEPÁTICAMENTE HABLANDO
Quise hablarte, decirte no te vayas;
pero mi voz había enmudecido
y sonaron a hueco mis palabras.
Quise retener tu esencia más humana,
mas tu amor se me fue de las manos
como el agua de un río que se escapa.
Y no sé si volveré a encontrarte.
Esos ojos tuyos, reidores,
húmeda, blanda arena,
son huidizos como la lluvia
que arrasa las hojas caídas
del árbol donde grabamos nuestros nombres.
La poetisa se iría hoy mismo a Firenze
Si no fuera por tu orgullo, rey mío.
Aquella niña del esqueje en la costilla
bailaba desnuda.
Sus ojos se abrían de par en par.
Cantaba, cantaba, con su voz quebrada.
Mas nadie parecía escuchar...
Danzaba a tientas y se convirtió en mujer,
supo volar...Así que recordaba a aquella niña y dibujaba figuras de formas etéreas.
¡Su vida no había sido truncada en dos! ¡Su vida continuaba ya, ahora! ¡Este instante es el que cuenta!..
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario